miércoles, 17 de febrero de 2016

El pacto abstracto...

 Hacía tiempo que no usaba la cuaderna vía, y ya iba siendo hora. Nada, esta vez he querido reírme un poco de la actualidad política española, que sigue tan surrealista como siempre.

Imagen: Ferrán Martín




LAS INQUIETUDES DEL CANDIDATO SÁNCHEZ

Me llamo Pedro Sánchez, y soy inteligente
o eso me creo, porque no soy muy convincente.
Pero ¿por qué razón no me votó más gente?
Si soy guapo y encima… ¡insulté al Presidente!

¡Mira que son difíciles los votantes de ahora!
La gente en mi Partido con gran tristeza añora
las amplias mayorías que logramos otrora.
Mi saldo electoral ninguno lo empeora.

Con tan escasos mimbres, debo intentar un pacto
y montar un Gobierno que tenga un gran impacto,
sin hacer concesiones de las que el artefacto
del Partido me obligue a decir: “¡me retracto!”

Intentaré un acuerdo primero con Rivera,
que parece el más serio, al menos desde fuera.
Usaré mis encantos, a ver si consintiera.
Lo ciertos es que estos días… ¡parezco una ramera!

Este de Ciudadanos es un poco exigente.
¿Lo que quiere es un pacto, o ser mi pretendiente?
Si al menos con su apoyo, me fuera suficiente...
Pero para el acuerdo, necesito a más gente.

Con el de la coleta no se puede ni hablar
y eso que el tío tiene ansias de gobernar,
pero es que sólo sabe exigir y mandar.
¿Sabrá el significado del verbo “negociar”?

Los independentistas se me parten de risa.
Les importa un comino el que yo tenga prisa.
Ponen el referéndum como odiosa premisa,
y se quedan mirando con perversa sonrisa.

Con los del PNV, tampoco hay un buen plan.
Aunque parece majo, Urkullu es un truhán.
Cada vez que le ofrezco que partamos el pan
el hombre va y me pone cara de catalán.

Y ni siquiera IU las cosas facilita
y nos da, como siempre, en la espalda cremita.
¿Qué error he cometido, oh situación maldita,
para que tampoco estos me den la palmadita?

Nada, que no hay manera. ¡Qué horror, me siento un paria!
Una cruel aritmética es la parlamentaria.
Con la Cámara Baja tan rota y fragmentaria
cualquier cosa que logre será siempre precaria.

En este maremágnum, ya sólo me consuela
lo mal que está Mariano. Lo suyo tiene tela.
El pobre cada día prende una nueva vela
a San Judas Tadeo, pero aun así no cuela.

La verdad, me parece que voy a hacer lo mismo.
Esto no hay quien lo cuadre, yo busco un espejismo.
Mas no me queda otra que enfrentarme al seísmo:
O acabo Presidente, o acabo en el abismo.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Los que "no hacen nada"...

...que siempre son muchos. Los que se quedan mirando. Los que disfrutan del espectáculo. Los que callan. Tenía la idea de un poema así rondando por el fondo de mi cabeza y acontecimientos recientes han hecho que al final salga. Un chaval habla con sus padres sobre algo que ha ocurrido. Estrofas de cuatro versos hexasílabos con rima consonante.
¡Más de un año sin postear! Qué barbaridad. Gracias a los que me lean.


Imagen: Lance Neilson




YO SÓLO MIRABA

Os digo que no,
que no he sido yo.
Sé lo que pasó,
pero no fui yo.

Fueron los matones,
los tres abusones
que a mí en ocasiones
me han dado empellones.

Sí, en el aulario
era algo ordinario.
Le daban a diario,
por estrafalario.

¡Es que era un huraño!
Era un chico extraño.
Pero no os engaño,
yo no le hice daño.

Yo no le empujaba.
Yo no le insultaba.
Yo no le pegaba.
Yo sólo miraba.

Yo no le escupía
ni le perseguía.
Sólo me reía
cuando lo veía.

Era divertido
verle compungido,
temblando encogido,
llorando y perdido.

No, no estoy contento.
¡Claro que lo siento!
De verdad, no os miento.
Sí que lo lamento.

Sé que varios guajes
le enviaron mensajes
con burlas y ultrajes
y le hacían chantajes.

¿Los profes? Pasaban.
Nunca se enteraban.
O tal vez pensaban
que sólo jugaban.

Nadie le ayudaba
ni le consolaba.
Nadie se acercaba.
Él siempre lloraba

igual que una chica.
Él era un quejica.
Él era un marica.
¿Ser yo un acusica?

¿Y pagar yo el pato?
¡No soy un chivato!
Si yo los delato
luego a cada rato

me iban a joder.
¿Yo qué iba a poder?
Yo debía hacer
como todos: ver

y callar, sin más.
¡Como los demás!
¡Como los demás!
No pensé jamás

que habría tal suceso.
Mamá, dame un beso.
No me digáis eso,
que parezco un preso.

¿Nunca volverá?
Ya lo sé, mamá.
Por favor, papá.
¡Parad! ¡Basta ya!

Papá, estás gritando
y yo estoy llorando.
No estáis escuchando.
¡Os lo estoy contando!

¡Que ya os lo he explicado!
No soy un malvado.
Si se ha suicidado,
yo no le he obligado.

¡No digáis que sí!
¡Que yo no le di!
¿Que lo consentí?
Sí, yo estaba allí.

¿Que la culpa es mía?
¿Porque lo veía
sufrir cada día
y hasta me reía?

¿Porque no hice nada?
¿Por dar la callada
por respuesta a cada
insulto y patada?

¿Que soy peor incluso
que los del abuso?
¿Que le predispuso
el verse secluso,

que todos callaran,
que le marginaran,
que le arrinconaran,
que le abandonaran?

Pero no pensaba...
Yo no imaginaba...
Yo sólo miraba...
Yo sólo miraba...